lunes, 5 de octubre de 2009

DOCUMENTO CONCLUSIVO DE APARECIDA


Este documento comienza con el discurso inaugural del Papa Benedicto XVI, en el cual hace énfasis al acompañamiento que debe brindar la Iglesia a sus hijos, en este periodo de tantos desafíos; con la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios, mediante su Palabra (Sagrada Escritura) y la Eucaristía. Además hace un llamado a la formación de líderes católicos que sean coherentes con sus convicciones de vida terminando con un mensaje final en el cual nos invita a que seamos misioneros del evangelio no solo de palabra sino con nuestra propia vida.


La Iglesia esta llamada a hacer de todos sus miembros discípulos y misioneros de Cristo para que nuestros pueblos tengan vida en Él. Y así en la fe en Dios, amor y tradición católica, se encuentren las mayores riquezas de nuestros pueblos. Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del evangelio desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo para que transforme las vidas de las personas y los pueblos y de esta manera: Conocer a Jesucristo por la fe sea un gozo, seguirlo una gracia y transmitir este tesoro a los demás es un encargo que el Señor nos ha confiado.


Pero antes de todo, es necesario discernir los signos de los tiempos para ponernos al servicio del Reino; y de esta manera los cristianos seamos antídoto frente aun mundo aterrorizado por el futuro, agobiado por la violencia y el odio; que ha dejado a Dios aun lado y es el cristiano quien debe llevar esta buena nueva de Jesús a toda la realidad (Socio-cultural, socio-política, economía, ecología…). Ya que cuando la persona humana y sus exigencias fundamentales no están acompañadas del criterio ético, estas se vuelven contra el hombre que las ha creado.


Cuando un discípulo esta enamorado de Cristo no puede dejar de anunciar que Él lo ama, y es, en este sentirse amado, donde el discípulo quiere formar unidad con sus hermanos, lo cual comprende 5 pasos: El encuentro con Jesucristo, La conversión, Discipulado, Comunión y la Misión que son fundamentales para el seguimiento de Jesús.


La gran novedad que la Iglesia anuncia al mundo: es que Jesucristo, el hijo de Dios, vino al mundo a hacernos participes de su naturaleza divina, aunque muchas veces nosotros rechazamos esa vida nueva. La misión es entregar la vida para dar vida, especialmente en la persona de los pobres; la mayor pobreza es la de no reconocer la presencia del misterio de Dios en la vida del hombre, lo cual debe acrecentar el interés por penetrar: en la Familia (Matrimonio), niños, adolescentes, jóvenes, ancianos, Mujer, hombre para de esta manera inculcarles el respeto por la vida y la Naturaleza.


La fe solo es adecuadamente profesada, extendida y vivida, cuando penetra profundamente en el substrato cultural de un pueblo. En nuestro siglo tan influenciado por los medios de comunicación social el anuncio de la catequesis no puede prescindir de estos, sin que estos se conviertan en fines en si mismos y así responder a los nuevos campos misioneros y pastorales que se abren. La vida cristiana no se expresa solamente en virtudes personales sino también en virtudes sociales y políticas; y de aquí que no hayan nuevas estructuras si no hay hombres nuevos y mujeres nuevas que hagan converger en los pueblos ideales y poderosas energías morales y religiosas; una evangelización que pone la redención en el centro, nacida de un amor crucificado, es capaz de purificar las estructuras de la sociedad violenta y generar nuevas, conscientes de que la misión evangelizadora no puede ir separada de la solidaridad con los pobres y su promoción integral. Todos los bautizados estamos llamados a recomenzar desde Cristo.




APRECIACION PERSONAL “DOCUMENTO CONCLUSIVO DE APARECIDA”

Este documento conclusivo, desde hacia unos meses atrás, me había despertado muchos interrogantes, ya que era y es muy citado por el Magisterio y otros escritos de la Santa Madre Iglesia; y al observar estas citas me hacían reflexionar acerca de la cantidad de enseñanzas que contenía este escrito, pero ahora que tuve la oportunidad de leer y deleitarme con las enseñanzas de este documento comprendo y valoro lo que allí esta depositado, ya que nos muestra un panorama de la realidad latinoamericana no con palabras reforzadas y de alto léxico, sino con palabras comunes manejables por la mayoría de las personas; pero cada una de estas palabras con un contenido “tan conocido pero a la vez tan desconocido”; lo que me da a entender la indudable acción del Espíritu Santo que ilumino a los Obispos, para mediante ellos, hablar a su pueblo [1]“En todo ello reconocemos la actuación del Espíritu” que es el que ha guiado la Iglesia en el transcurso del Tiempo.

Por ende este ha sido uno de los mejores escritos de la Iglesia que me he leído, ya que no hace un análisis “criticón” de la realidad latinoamericana, sino por el contrario un análisis crítico en el cual se aborda cada una de las problemáticas más sobresalientes de nuestra región, con su debida justificación, permitiéndonos empaparnos de esas situaciones que muchas veces no les dábamos la debida estima y en otras hasta las ignorábamos o las veíamos aparte de la incumbencia de la Iglesia (Dios), lo que nos impedía enfrentarlas e iluminarlas convirtiéndonos en simples espectadores [2]“Sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano.”

Y he aquí la importancia de tener todos los sentidos abiertos “Espiritualmente” para escuchar la voz de Dios que nos habla a través de múltiples medios; pero antes de esto es necesario tener un corazón totalmente dispuesto a la acogida de Dios en nuestro interior, permitiendo que sea Él quien nos mueva [3]“Y ahora no vivo yo, es Cristo quien vive en mí. Todo lo que vivo en lo humano lo vivo con la fe en el hijo de Dios” y de esta manera no obremos según criterios humanos que nos llevan a una mayor descomposición de las estructuras de la sociedad, sino que obremos con fundamentos divinos que nos llevaran a la luz “Amor entre Hermanos” y de esta manera comunicarla, esparciendo el “germen” del evangelio a todo el continente latinoamericano y el mundo entero sin distinción de razas, etnias, edad, extracto social, genero etc., como no lo propone este documento conclusivo.

Continuando con este Documento Conclusivo de Aparecida, me llama mucho la atención el énfasis que hace respecto a la formación de “Discípulos y Misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan Vida”, ya que como bien es sabido la mayoría de los Cristianos hoy en día mantienen una actitud pasiva frente a la misión de la Iglesia y solo se limitan a ir a la Eucaristía los fines de semana; y es aquí donde esta V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, coge su mayor impulso, ya que nos invita a que [4]“todos los bautizados estamos llamados a recomenzar desde Cristo”, sin Distinción alguna; ha apoderarnos de eso que recibimos en el Bautismo mediante la unción con el Oleo de los Catecúmenos y es el de ser Sacerdotes, Profetas y Reyes; y que como bien lo decía este documento salir a anunciar la buena nueva de la salvación no limitándonos a lugares cómodos y “fáciles” sino por el contario ponernos al servicio del evangelio e ir donde el mensaje de la buena nueva sea requerido que es en todo el mundo como verdaderos Discípulos y Misioneros.

Y así todo el continente y el mundo entero converjan en la unidad de ser hijos de Dios donde no nos veamos ajenos los unos de los otros como decía Amedeo Cencini en su obra la “Vida Fraterna”: “El que cada uno sea meditación para el otro es otra razón para buscar a Dios juntos. “Vi un animal que venia hacia mi. Luego descubrí que era un hombre y cuando lo tuve delante caí en la cuenta que era mi hermano”” y es en esta palabra “Hermano” donde radica el núcleo de este documento de Aparecida, ya que para que se de todo lo que este documento propone es necesario primero que todo comprender que soy hermano de Cristo en Cristo, y una vez teniendo este piso obrar como hermano de Cristo (hijo de Dios) y posteriormente contemplar al otro como hermano en el espíritu y así todos seamos una familia donde no hayan rivalidades ni envidias sino que todos nos encarguemos de buscar el bien para los hermanos atendiendo a lo que dijo Jesús: [5]“Os améis los unos a los otros; como yo os he amado.”

Y este amor por los hermanos lo podemos asentar mas claramente en la persona de los pobres ya que el mismo Cristo se identifica con ellos cuando dice: [6]“Lo que hicisteis con uno de estos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”, dejándonos la firme solicitud que debe tener la Iglesia con respecto a los mas necesitados (Pobres), que no consiste solo en llevarles Pan material sino también Pan Espiritual para que ambos comprendan una integridad, que les haga ver la presencia viva de Cristo en su Iglesia manifestada en la persona de todos sus miembros que los ayude y los motive a que [7]“sean sujetos de su reinserción social” y de esta manera no siempre dependan de la caridad de la Iglesia sino que se conviertan en gestores de su propia subsistencia y después de haber sido beneficiarios puedan pasar a ser benefactores de otros hermanos que también pasan por dicha situación, mostrándonos la familiaridad que debe caracterizar a todos los cristianos en el continente y el mundo entero [8]“Solo así el Continente de la esperanza puede llegar a tornarse verdaderamente el continente del Amor”

Sergio Andrés López López - Alumno Propedéutico 2009


[1] Documento Conclusivo de Aparecida. Núm. 9
[2] Discurso Inaugural de su Santidad Benedicto XVI (Aparecida)
[3] Gálatas 2, 20
[4] Documento Conclusivo de Aparecida. Núm. 549
[5] Juan 13, 34
[6] Mateo 25, 45
[7] Documento Conclusivo de Aparecida. Núm. 407
[8] Documento Conclusivo de Aparecida. Núm. 543

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